miércoles, 24 de febrero de 2010

Una crónica municipal explicada como ciencia de la cruz por Pascual Zárate

El periodo histórico de la Cristiada es un tema de referencia recurrente en los documentos producidos en Salvatierra. La forma en que son abordados los acontecimientos tienen un cariz de exhalación. Por ello, nos surge de manera inevitable una pregunta:
¿Por qué el conflicto nacional de 1926-1938 fue una oportunidad de desarrollo positivo para la ciudad de Salvatierra?.
Encontramos que para 1925 corrían varias noticias de éxito para la vida cultural y social de las familias salvaterrenses: Federico Escobedo recien en ese año había publicado, en la Secretaría de Educación Pública, la traducción de la Rusticatio Mexicana de Rafael Landívar y era individuo de número, desde 1914, en la Academia Mexicana de la Lengua; Jesús Guisa y Azevedo estaba de regreso de Lovaina, Bélgica con un doctorado en Filosofía y una licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales; desde 1924 operaba la Asociación Católica de la Juventud Mexicana como una organización de educación ciudadana y de participación política en la vida pública del municipio, el teatro Ideal llevaba a cabo funciones artísticas y actividades sociales. Las haciendas, como la de San José del Carmen, estaban modernizándose con maquinaria norteamericana. Las familias del centro histórico mantenían sus tradiciones de tertulias literario-musicales y, también, sus buenas relaciones con los grupos de laicos católicos del país. La energía eléctrica estaba difundiendose con fuerza, junto con la industria textil en las fábricas de los Argomedo en Batanes y de los Villafuerte en el barrio de Santo Domingo, a pesar del accidente de la fábrica "La Perla", que se incendió por la mala instalción de la nueva maquinaria de telares movidos por electricidad.


El conflicto entre el gobierno de Plutarco Elías Calles con la jerarquía del clero católico que desató un levantamiento armado, si bien costernó a las familias y dirigentes municipales, por las noticias de los fusilamientos de jóvenes cristeros pertenecientes a familias emigradas de la ciudad y por el peligro latente de ser atacada, se mantuvo una paz basada en la tolerancia. Los grupos de laicos católicos continuaron promoviendo que la población recibiera los servicios religiosos y cooperando para la manutención de los sacerdotes. La imagen de la Virgen de la Luz fue retomada en su significado colonial de ser un estandarte de paz, por la rama de olivo que le impuso el cabildo salvaterrense en 1667, para significar el espíritu pacifico de la ciudad con el valle indígena.


El antecedente de haber vivido en un clima cultural de tolerancia y convivencia pacífica ensanchado la vida familiar salvaterrense en un rico tejido social, incrementando la unión ciudadana durante los cruentos años del levantamiento armado de la Cristiada, además de la existencia de naves industriales abandonadas por la incendiada fábrica textil "La Perla", que visionariamente planeaba abastecerse de energía eléctrica de la caida de agua del río Lerma, en el paraje de la cascada denominada "El Salto", atrajo la inversión de la Compañía Noriega y Asociados, propiedad de empresario españoles de la rama textil, en 1930.


Los hermanos Arrechederra Corral venían con el propósito de extender su empresa textil radicada en la provincia vasca, donde promovieron una vida sindical y empresarial fundada en la filosofía de los documentos sociales de la Iglesia Católica, con el apoyo de la Compañía de Jesús.


Hacia 1934 la fábrica de hilados "La Reforma" era pujante y numerosa en su planta de obreros y empleados, además de contar con técnicos españoles. Los obreros estaban debidamente organizados en equipos de beisbol, futbol, orquestas musicales, mariachis, cajas de ahorro, servicios médicos, salarios dignos y para la adquisición de viviendas.


Los obreros y patrones cooperaban con generocidad para las festividades parroquiales de los templos de Capuchinas, San Juan, el Carmen, La Sagrada Familia y la Feria de la Candelaria. Las tradiciones vivían una época de reactivación, a pesar de no permitirse el culto público.


La coronación pontificia de la imagen de la Virgen de la Luz en 1939 aumentó la confianza en el futuro desarrollo de la ciudad, que anhelaba en convertirse en un centro regional de visita religioso, pues se imprimió el primer poster de una imagen religiosa para su venta en todo México. Por esta década se sentaron las bases para impulsar una educación de calidad: la escuela primaria Articulo 123, "La Reforma" se fundo en 1940 y la escuela parroquial recibió su incorporación a la SEP en 1942 y, ya para 1946, la escuela "LA Reforma" fue visitada por el presidente Miguel Alemán Valdés, como la mejor escuela primaria del país. La escuela secundaria técnica se fundó en 1946 con el nombre de ETIC N 18. En ese mismo año se construyo un edificio nuevo para el hospital civil y salubridad. Florecieron los clubes de fotografía y los sociales. El reparto agrario y la formación de ejidos aumentó la producción de maíz. Se publicaban periódicos y revistas culturales, religiosas y de vacilada. La celebración del Tercer Centenario de la Fundación de la ciudad fue un acontecimiento de fuertes lazos de identidad cultural en torno de la imagen de la Virgen de la Luz. El comercio citadino era muy influyente en la región, sobre todo el del vestido, las telas y los aparejos de talabartería para el trabajo rural.


En este contexto, la crisis política de la Cristiada fue tomada por los salvaterrenses como una prueba, como parte de un sufrimiento nacional y local donde la esperanza y la fe en que el resurgimiento de la ciudad debería de salir triunfante.


Hoy, los males de la migración, el narcotráfico, la inseguridad pública y el desempleo están minando la visión de futuro de los salvaterrenses, cuya riqueza sigue ahí, en sus valores, en las obras pictóricas, arquitectónicas, literarias y musicales. Lo mismo que la agricultura modernizada y la sobrevivencia de la industria textil, además de nuevas instituciones de educación superior.


Finalmente será el tejido social y el capital humano los más creativos agentes del desarrollo local, pero que deberan ser empujados por la locomotora que es ahora la administración municipal, con sus mas de 36 dependencias que cubren todas las actividades posibles en el municipio para ofrecerles el apoyo, sólo requerimos liderazgo y sensibilidad política de ciudadanos y representantes populares.

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